Osvaldo Biaín se hizo conocido por su dupla y rima con Higuaín y, sobre todo, por su dureza para jugar y para pegarle a la pelota. No reniega de su estilo recio, aunque dice que en el fútbol de hoy ve infracciones peores.
-Cocinabas a patadas a tus rivales en la cancha.
-Y... Puede ser, la gente se acuerda de mí porque era bastante duro. Llegué en el 82, cuando San Lorenzo estaba en la B. En la otra punta estaba el Negrito Sosa, El Pipa Higuaín, el Indio Malvárez, el Turco Alul, después llegó Hrabina... No era una defensa livianita, pero ninguno de nosotros nunca lastimó a nadie, porque no había mala intención. Eramos duros como muchos en esa época.
Conocido maestro mayor de obras en Capitán Sarmiento, su pueblo, Osvaldo René Biaín probó suerte en el fútbol metropolitano a los 23 años en Almirante Brown. Le fue bien y San Lorenzo lo incorporó para colaborar en la misión de volver de inmediato a Primera. Rápidamente mostró sus características: un juego "poco amigable" y un remate infernal.
-Le pegaba muy fuerte a la pelota. Tengo un recuerdo de aquella inolvidable gira por Centroamérica del 84. El empresario se fugó y los jugadores nos quedamos solos en la selva de Guatemala, sin saber qué hacer. Por un poco de plata arreglamos un amistoso con el Suchitepec de Mazatenango, un equipo bien de jungla adentro. Pateé un tiro libre y la pelota le hundió la nuez de adán al arquero, que había calculado mal la fuerza. ~Cómo quedó el pobre! Lo mandaron urgente al hospital... Después se armó una batahola de varios minutos entre los equipos por eso.
-La dupla era Biaín-Higuaín. Tal para cual, con rima incluida.
-Eso ya fue en la A. Nos entendíamos perfectamente. Entre el 82 y el 84 nos decían que éramos los mejores del mundo. Después vino el bajón, cuando nos fuimos de la cancha de Vélez y pasamos a ser locales en Atlanta.
-¿Quién pegaba más?
-No éramos Villaverde y Trossero, no teníamos su nivel, pero tampoco es que si no pegábamos patadas no podíamos jugar. Pipa tenía un pique corto insuperable. Ibamos muy bien arriba, y en los choques sí eramos fuertes los dos.
-¿Te arrepentís de alguna patada que hayas pegado?
-No, porque nunca pegué una patada alevosa en forma premeditada. Cuando se me iba un delantero lo tenía que bajar y entonces sí, iba al choque. El Hacha Brava Navarro te podrá decir que rompió al Bambino Veira. Nosotros, en cambio, nunca lastimamos a nadie. Yo me hacía respetar, pero nunca le rompí la cara de un codazo a nadie, ni crucé la rodilla con mala leche. Mi presencia o la del Pipa por ahí intimidaba un poco, pero no éramos unos locos violentos. En esa época apareció Márcico, y él siempre decía que prefería jugar contra nosotros que con otra dupla, porque sabía que no lo íbamos a ir a romper a propósito.
-¿Qué habría pasado si Castrilli dirigía en tu época?
-No habría sido el árbitro que fue. El trascendió por ser enérgico y por tener una fuerte personalidad, algo que abundaba en esa época. El fútbol de ahora no me gusta porque hablan de fair play y hay infracciones peores que las que se veían antes. Encima, si usás el cuerpo ya te sacan una amarilla. Por eso, estoy seguro de que hoy ninguno de nosotros podría jugar. Duraríamos diez minutos. Ahora ya no se juega al fútbol, se juega a la mancha.
Grcias por todo Osvaldo, cuando era chico tenía la camiseta del Ciclón con el 2 en la espalda por vos.
ResponderBorrarJulián de Azul(grana)