Fecha de nacimiento: 10/06/55, Capitán Sarmiento (BA).
Período: 1980-81 (54 partidos, 9 goles).
Casi como quien no quiere la cosa. Un guiño de una hada madrina, tal vez. O, por ahí, fue ese destino que todos tenemos y que nos sorprende por la inquietud que apareja lo desconocido. Osvaldo Biaín estaba tranquilo en su pueblo, Capitán Sarmiento, trabajando como Maestro Mayor de Obras en su propio estudio. Pero, claro, siempre hay una pasión especial, un sueño al cual perseguir. En su caso, era el de jugar al fútbol de manera profesional.
Allá en los comienzos de 1980, Hugo Zerr, quien lo dirigía en un equipo de la liga de Salto, le acercó la posibilidad de una prueba en Almirante Brown. Desprovisto de la base física que da el trabajo de Inferiores, Biaín superó el téster y fue sumando minutos de juego en Isidro Casanova. Luego llegaría la consolidación y, más tarde, el salto a un club grande como San Lorenzo de Almagro.
¿Qué significó Almirante en su carrera?
Y… Fue el inicio de mi carrera futbolística a nivel profesional. Yo en ese momento estaba estudiando una carrera universitaria. Pero mi pasión directa era el fútbol. Yo tenía 23 años y a partir de ahí me fui iniciando. Los recuerdos que tengo son los mejores. Hace mucho que no voy por una cuestión de vida y ocupaciones. Pero los amigos que me quedaron del fútbol son los que conocí en Brown. Como Puchi Sánchez, Catota Tobio, Chulo Rivoira, Pastor Ortiz y el Tano Giantomasi.
¿Qué recuerda de su paso por el club?
Estábamos en la Primera B, que era un torneo emocionante; en aquel entonces no existía la B Nacional. Recuerdo los clásicos contra Chicago y Morón, en los que jugábamos a cancha llena y con hinchadas emocionantes. Para alguien que le gusta el fútbol, no engancharse con lo que transmitía la gente en ese momento era no sentir lo que se vivía. Y yo era un jugador de temperamento… Fue el inicio de algo que no pensaba conseguir y estoy muy contento de haber tomado la decisión de haber ido a Almirante.
¿Cuál fue su mejor partido?
Me acuerdo uno con Quilmes en Casanova, que era crucial para escaparnos del descenso. Ganamos 2 a 1 con goles de Almada y Giantomasi. Milozzi había empatado para ellos a los 89 minutos. Fue a cancha llena, y con hombres en la cancha, no como por ahí se ve ahora. Hoy el choque no existe, hay amarillas por todos lados… creo que la diferencia con el fútbol que jugábamos antes es abismal.
Osvaldo recuerda con gran cariño a la dupla López-Cavallero. “Fue un grupo excelente, era un placer trabajar con ellos”, elogia. El desglose de su trayectoria incluye pasos por San Lorenzo, Talleres de Remedios de Escalada (ascendió al Nacional B), Almagro, Guaraní Antonio Franco de Misiones, Douglas Haig y Almagro.
¿Y ahora en qué anda?
Trabajo en una empresa de comercio exterior. Además, hice el curso de técnico pero no tengo el carácter indicado para soportar el manejo que tiene el fútbol. Entonces, decidí ir para otro lado. Hace 15 años que estoy en la Secretaría de Deportes de la UCES, donde entreno al equipo de fútbol y también dirijo al equipo del HSBC, hace seis años, en la liga bancaria. Así despunto el vicio, pero me desligué completamente de lo que es el fútbol profesional.
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